Nuestros dominadores tienen muchas
estrategias de guerra que aplican para avasallar la mayor cantidad de
territorios, pueblos y personas en el mundo. En el afán de encontrar buenas
contra-estrategias de lucha para el poder popular, hoy maniatado por el “Sistema
capitalista en su fase neoliberal”, indagaré en una forma de guerra usada por
nuestros amigos del norte.
Una estrategia fue, al llegar a
nuestro continente en el siglo XV, utilizar la cruz para imponer el
cristianismo como una nueva religión a los pueblos aborígenes, pero de la mano
del discurso ejemplar de la vida de Jesús, venia la espada que aniquiló a unos
70 millones de indígenas, quedando solo unos 4.000 según estimaciones del
antropólogo brasileño Darcy Ribeiro.
Volviendo a nuestros tiempos violentos,
personalmente conozco la realidad de comunidades pehuenches del Alto Bio Bio, y
allí está la presencia de iglesias protestantes, evangélicos o cristianos que
al introducirse en una familia Mapuche, se les prohíbe o se les aleja de los
ritos y tradiciones de su religión.
Nuevamente la estrategia de la
cruz y la espada, aunque espada es poco decir frente al contingente de FF.EE.
de carabineros que junto a sus tanques y demás piezas de artillería mantienen
militarizada la Araucanía y están a punto de desatar un genocidio más, en la
larga lista que ostentan nuestras patrióticas fuerzas armadas y de “orden”.
Solo un dato, en 7 meses de Gobierno a nuestra querida Gordi solo le falta visitar
la IX Región.
La ciencia dejó atrás a la fe y
sus templos, pero hoy en día nuestra sociedad está secuestrada por templos de
la entretención como la televisión de mal contenido e ideologizante, manteniendo
al pueblo alienado y del lado de los dominadores. Por ello sería interesante
comenzar a mellar el poder del capital con nuestros medios independientes y
redes sociales, evitando la cruz que trae hoy la Sra. Bachelet y así, estratégicamente,
evitar un nuevo enfrentamiento genocida que puede venir si avanzar el poder
popular.
Por todo ello debemos despertar
las conciencias de muchos para que entre todos forcemos transformaciones y nos
opongamos a los falsos-sueños que nos ofrecen los políticos profesionales y los
empresarios monopolistas.
¡Marichiweu!
Hernán Ocáriz Díaz